He tenido que oir muchas veces eso de “yo es que no me complico tanto la vida” y esa es la cosa: yo no me complico la vida, las ideas llegan a mí sin llamarlas.
Pero quiero confesarte algo.
Hubo un momento oscuro al terminar la carrera y tener que decidir a qué agencia de publicidad echábamos CV para hacer las prácticas. Entré en pánico por si un día se me acababan las ideas. ¿Y si lo que había tenido toda la vida solo eran momentos de iluminación o golpes de suerte?
Desconfiaba plenamente de mí misma y pensaba que mi capacidad creativa podría ser finita y fracasar.
Tanto fue así que mis prácticas las hice en la Presidencia del Gobierno (no te lo esperabas, eh) en el departamento de protección a la juventud e infancia estando en contacto con el contenido de las televisiones nacionales y locales. Recuerdo esa época como una experiencia muy guay, ver esa vida desde dentro y acceder a sitios donde nadie puede siempre es bien.
Después de las prácticas me ofrecieron un puesto en el gabinete de crisis de Presidencia. ¿Os imagináis qué hice? Yo por allí en todo el meollo de la cuestión, era muy tentador, pero no era mi sueño, así que lo rechacé con una pequeña polémica en mi entorno de por medio.
Mi sueño estaba en la comunicación creativa, en la producción de eventos publicitarios para marcas donde se crease magia con los productos y servicios de otros y hasta verdaderos espectáculos dignos de Broadway.
Volvía mi reconciliación con la creatividad, con la gestión de recursos, con la mente solucionadora de todos los problemas e imprevistos que pueden pasar, y pasan, en los grandes eventos, con la gestión de equipos de hasta 100 personas, con los montajes a contrarreloj y las pocas horas de sueño pero con la creatividad levantando mi sonrisa cada mañana.
En ese momento acepté que lo que activa la creativid y la innovación simplemente es un botón que tenemos todos y que consiste en vivir con el mantra “deja que la vida te sorprenda”. Soltar un poco el control y observar, jugar, y activar esa mirada fuera de lo establecido, fuera de lo convencional, fuera de la caja.
Hoy no te quiero hablar de técnicas de creatividad, quiero asegurarme de que activas el botón previo, para que no te frustres si las miles de técnicas te fallan. Vamos a asegurarnos de que caminamos sin frenos.
La innovación cura
A medida que más me instalaba en la creatividad, más crecía mi innovación haciéndola ya inseparable de mis neuronas.
¿Sabéis cuál fue el efecto secundario? Cuando venía un problema, mi mente estaba abierta y podía encontrar soluciones que antes no encontraba. Si faltaban los recursos, encontraba oportunidades. Abrir mi mente no solo había sido clave para crecer profesionalmente, estaba siendo clave para mi crecimiento personal.
A veces estamos tan infoxicados y contaminados de formatos que no parece haber espacio para nuestra genialidad. Por eso te recomiendo hacer una detox creativa periódica para solo nutrirte de inspiración y no de cómo hacer las cosas.
Cuando buscamos todos los “cómos” nos desconectamos del nuestro y eso muestra que no lo sentimos válido, ¿por qué? Si no estoy teniendo resultados, es que mi forma no funciona. Sí y no. Normalmente nos descartamos más de lo que debemos y en vez de ajustar, nos dejamos de VER para mirar a otros.
Nuestra creatividad está formada por todas nuestras experiencias, risas, lágrimas, esos te quiero inesperados o esas declaraciones planeadas. Nuestra creatividad está formada por esa regañina en el pasillo del cole o en la excursión a la playa, está formada por todo lo que somos y hemos vivido y no solo es válido, sino que es oro e innovación porque solo lo has vivido tú.
Imagina que tu cabeza es un tubo de ensayo en el que han metido un montón de vivencias y emociones, ¿qué saldría de ahí? Seguro que algo diferente al resto.
Pero, ¿por qué creemos que no somos creativos? Parece que es un don que no todos tenemos pero yo no estoy de acuerdo. Todos somos creativos, aunque para ti no es lo suficientemente creativo. Te comparas y te infravaloras, y déjame adivinar… Seguramente te pase en más aspectos y eso se debe a patrones emocionales y creencias limitantes que estén cortando el grifo creativo y no te estén permitiendo SER en el sentido más amplio de la palabra.
Un poquito de ciencia
Y a nivel neurológico, ¿por qué pasa esto?
Es algo que siempre cuento en mis formaciones y se trata del RAS (reticular activating system), un lugar pequeñito en el cerebro que sirve de filtro a todo lo que vemos seleccionando lo que es importante para nosotros. Por eso solo vemos un 5% de lo que percibimos, el 5% que el cerebro considera importante porque ya lo ha buscado antes o ha manifestado inquietudes por ello. Por eso si queremos cambiarnos de coche, vemos ofertas por todas partes, si estamos embarazadas de gemelos solo vemos gemelos, etc. No es magia, es el RAS.
Nos mantiene en la zona establecida, la zona segura por ser conocida, el conformismo nos protege aunque a veces en lo desconocido está, precisamente, la solución.
Entonces, ¿qué ocurre? Cuando abres tu mente a que te sorprenda, a las infinitas posibilidades cuántidas, tu RAS también amplía su campo y empieza a mostrarte cosas que antes no hacía. Caminos, oportunidades y recursos que para ti parecían inexistentes. Es como magia, ¿verdad? Pues es ciencia romántica, como yo lo llamo.
Imagina cómo se traduce esto para tu vida y tu empresa… Merece la pena probar, ¿no?
Si os fijáis el arte y la creatividad siempre se ha considerado menos importante que la física o las matemáticas, sin embargo, muestra una apertura de mente a una versión menos evidente del mundo que nos hace crecer muchísimo por dentro y también por fuera.
Cuando abrimos nuestra mente y dejamos a un lado tener razón, las normas, lo conocido, lo convencional… Lo que estaba ahí para nosotros puede entrar porque hemos quitado límites.
Y no solo me refiero a la parte profesional, nuestra creencias empiezan a pasar de certezas a algo más neutral, dudamos porque vemos que puede ver más opciones y eso es clave para nuestro desarrollo.
La intensidad se ajusta y la cara oculta de la vida se muestra.
Por eso, que la innovación sea mi sello es todo un privilegia y me encantaría que empezase a ser también el tuyo, porque experimentar abre la mente. Crear nuestras formas y moldes, descontractura la mente y hace que podamos ver mucho más de lo que veíamos como si de pronto llegásemos a una versión premium de nuestro cerebro tras años instalados en la versión gratuita. Toca actualizar y disfrutar de lo que vemos. Para ello, tienes que darte permiso y permitírtelo, ¿quieres hacerlo?
Si te apetece abrir tu mente y actualizar tus creencias, ver otras formas de percibir la realidad y ordenar muchas cosas que sentías, internamente, desordenadas, aún estás a tiempo de apuntarte al Training experience gratuito aquí que empieza en 4 de marzo. Serán 4 masterclass en directo y una experiencia en paralelo que no te puedo desvelar pero que empieza hoy mismo, así que aprovecha y date la oportunidad de sorprenderte.
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